martes, 18 de enero de 2011

Por 40 centavos...

Por cuarenta centavos
y un café...
¡la que se armó!
...
No, señor,
el tabaco no es lo peor
Es la COMIDA
Es el agua
Es el gas
Los servicios que los usan y a la tecnología
Es el vivir nuestro día a día
con un 12% de inflación
y de sueldo  un 3% más
4 veces menos...
Las cuentas descuentan
no a quienes tienen la riqueza
sino a quienes esclavizan más.
Explotación de hermanos y hermanas
para mantener la tiranía
de la misma jerarquía
que 40, 500 y 3500 años atrás
Preocupados por como llegar
a fin de mes, como cumplir
las exigencias de la sociedad
ESTA, en la que el estrés del progreso
compromete nuestro bienestar
Felicidad... de corazón, tranquila
Para que la farmacéutica tenga de donde recolectar
y sembrar patologías luego,
jugando con fuego...
neruoquímica,
la física del alma.
La adicción a otra substancia
para que el río de la normalidad
mantenga sus aguas en calma
La ilusión de un ideal...
seguridad...
un trabajo..
un hogar...
a nice car
and a garden to play
with the dog n the cat!
Vacances a la vora de la mar
o en una masia rural

BABILONIA DESCRIBE, SE APROPIA Y PRESCRIBE.

Charlas eternas sobre heroes pasados,
los más ancianos tiemblan
y los jóvenes observan bajo la máscara
de indiferencia recalcitrada
que los mantiene como una estatua de sal
Que la olvidado
su historia
La esencia de la vida,
la chispa infinita
que nos recuerda nuestra huella natural,
universal.
No conocemos nuestra historia
porque no somos libres...
perdimos algunas piezas
en el bahúl de la memoria,
y las emociones recientes de guerras
mantienen el miedo a gritar alerta.
Otras piezas... otras piezas las mantuvieron a posta secretas.
Bildelberg
Monsanto
Repsol
El FMI
Telefónica
Caja Madrid
La OMS
El FBI
el opio en Afganistan
y la cocaína a libre circulación a nivel mundial
mientras seres humanos se confunden con papel para contar
ÁFRICA sigue siendo vivisecconada
sin piedad
y a nosotros nos mantienen con invisibles cadenas
que anestesiados de fútbol,
discotecas,
pseudoprensa,
Belen Esteban...
que no nos atrevemos a romper
por  no alcanzar a entender
lo sutil de todo este espectáculo

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