martes, 18 de enero de 2011

Gritalo!

Seísmo social en Haití.
Obvio.
natural
cuando la supervivencia del pueblo es
algo que puede esperar
hasta 2012,
recoger billetes de poder
para acallar nuestros egos inflados,
pudriéndonos y secándonos
como estatuas de sal.
Billtes de los que nuestras excelencias,
líderes, por nuestra conveniencia
inyectaron a kilos en bancos y cajas
para evitar verlos caer
y con ellos,
la pirámide de la inconciencia y el poder.
Y así ver el fruto de este, nuestro sistema,
desnudo,
sorprendido y ofendido
de su propia desnudez,
fragilidad...
   vírico
      discreto
brutal
      secretos
real
   cínico.
Sufrimento original
de separación con la unidad
y el amor en su esencia dual
mal curado, y muy dolido.
Herida que infecta nuestras vidas
y alimenta a la planta de nuestro ego
como si fuese una planta carnívora
volviéndose destructivo y fatal.

Cuando la compasiión merece ser comprada
ahí no hay corazón
ni un ser humano real.
La humanidad no se vende a plazos.
Para llorar a los muertos, no hay mastercard.
Y respeto y ética menos
cuando en la sociedad del capital,
neofeudalismo laboral,
el más jodido
es el que no es feliz en la lucha del ideal
burgués
también a pequeña escala.
Es conservador
y la única opción es
repetir la misma forma
que dibuja nuestro propio paredón:
fundar familia y cerrarse
acumular hasta asfixiarse
y morir de estrés por infarto o derrame cerebral.
¡Viva el progreso y la modernidad!
El biodiesel, los transgenicos,
el gran hermano y las pop stars,
el consumismo hasta el desangre
y la hipoteca transgeneracional,
el fútbol como mito
de la gran frustración global
y la batalla de nuestra felicidad que solo a base de dietas
antidepresivos
y hoteles para marqueses
nos mantienen en un sueño submergido
estupido y pasivo
Estando más muertos que vivos.

No hay más culpables
que los conscientes y negligentes
pero TODOS somos responsables
y cobardes
y sumisos
si aceptamos vendernos a cualquier precio
por una ilusión de nuestros manipulados deseos.

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